ACNÉ

El acné es una enfermedad común de la piel que incluye manchas, espinillas y granos. Se produce cuando el exceso de grasa, la piel muerta y las impurezas quedan atrapadas en el interior de un poro y hacen que se inflame. Aunque el acné puede aparecer en cualquier parte del cuerpo, incluyendo el cuello, la espalda y los hombros, es más frecuente en la cara.

Cuando la piel produce un exceso de sebo (o grasa), los poros pueden obstruirse con piel muerta y otras impurezas. Estos poros obstruidos pueden crear espinillas o granos o enrojecerse o hincharse, lo que da lugar a un brote de acné.

Las espinillas son una forma leve de acné que consiste en la obstrucción de los poros. Cuando un poro obstruido permanece abierto, el exceso de grasa en la piel puede oxidarse, lo que provoca el color oscuro de las espinillas.

Los granos, al igual que las espinillas, también son poros obstruidos. A diferencia de las espinillas, que están abiertas y expuestas a la oxidación, los granos se producen cuando un poro obstruido se cierra, lo que provoca la formación de un bulto blanco en la superficie de la piel.

Los brotes de acné en las pieles más jóvenes tienden a ser más persistentes y constantes. El acné persistente suele estar causado por un exceso de producción de oleosidad y puede concentrarse en la zona T (la frente, la nariz y la barbilla). El acné de los adultos puede ser más cíclico, con brotes menos frecuentes que suelen concentrarse en la zona U (la barbilla y las mejillas).

Cuando tengas una mancha o un brote de acné, aplica un tratamiento específico en la zona afectada para ayudar a limpiar la piel. Busca un tratamiento antimanchas con Ácido Salicílico o Azufre para combatir eficazmente las manchas y mantener la piel equilibrada y de apariencia saludable.

Para cuidar la piel con tendencia al acné, límpiala diariamente con agua tibia y un limpiador suave. Exfoliar la piel con un exfoliante facial o de otro tipo es un paso esencial para prevenir la obstrucción de los poros, que puede causar el acné. Especialmente si tienes acné persistente, busca fórmulas que reduzcan el exceso de oleosidad y que sean no comedogénicas, es decir, que no obstruyan los poros. Aunque la piel tenga un exceso de grasa, el uso de una crema hidratante es un paso esencial para mantener los niveles de hidratación de la piel y un protector solar diario es una necesidad para defender la piel de los daños del sol.

Aunque el acné suele asociarse con la piel grasa, todo tipo de piel, la piel normal, la seca, la sensible y la mixta, puede presentar manchas y brotes. El exceso de oleosidad puede contribuir al acné, pero otras causas, como la piel muerta y los cosméticos, también pueden hacer que los poros se obstruyan, lo que provoca la aparición de manchas.

Las marcas de acné, o hiperpigmentación posinflamatoria, son decoloraciones de la piel que dejan una mancha inflamada. Si las manchas se hurgan o no se tratan, corren mayor riesgo de crear una marca.

Si quedan marcas de acné tras la desaparición de las manchas, pueden persistir durante algún tiempo, pero eventualmente desaparecen. El uso de un corrector de manchas oscuras y de otras fórmulas de cuidado de la piel que aportan luminosidad pueden hacer que las marcas de acné desaparezcan con el tiempo para conseguir un tono de piel más uniforme.